Aquí encontrarás un remanso de enseñanza, crecimiento espiritual y paz para ti

El poder de la puerta negra


Érase una vez en el país de las mil y una noches...
En este país había un rey que era muy polémico por sus acciones, tomaba a los prisioneros de guerra y los llevaba hacia una enorme sala.

Los prisioneros eran colocados en grandes hileras en el centro de la sala y el rey gritaba diciéndoles:_"Les voy a dar una oportunidad, miren el rincón del lado derecho de la sala."
Al hacer esto, los prisioneros veían a algunos soldados armados con arcos y flechas, listos para cualquier acción.
-"Ahora, continuaba el rey, miren hacia el rincón del lado izquierdo."
Al hacer esto, todos los prisioneros notaban que había una horrible y grotesca puerta negra, de aspecto dantesco, cráneos humanos servían como decoración y el picaporte para abrirla era la mano de un cadáver. En verdad, algo verdaderamente horrible solo de imaginar, mucho más para ver.
El rey se colocaba en el centro de la sala y gritaba: - "Ahora escojan, ¿qué es lo que ustedes quieren? Morir clavados por flechas o abrir rápidamente aquella puerta negra mientras los dejo encerrados allí? Ahora decidan, tienen libre albedrío, escojan."
Todos los prisioneros tenían el mismo comportamiento: a la hora de tomar la decisión, ellos llegaban cerca de la horrorosa puerta negra de más de cuatro metros de altura, miraban los cadáveres, la sangre humana y los esqueletos con leyendas escritas del tipo: "viva la muerte", y decidían: -"Prefiero morir flechado."
Uno a uno, todos actuaban de la misma forma, miraban la puerta negra y a los arqueros de la muerte y decían al rey:
-"Prefiero ser atravesado por flechas a abrir esa puerta y quedarme encerrado".
Millares optaron por lo que estaban viendo: la muerte por las flechas.
Un día, la guerra terminó, pasado el tiempo, uno de los soldados del "pelotón de flechas" estaba barriendo la enorme sala cuando apareció el rey. El soldado con toda reverencia y un poco temeroso, preguntó: - "Sabes, gran rey, yo siempre tuve una curiosidad, no se enfade con mi pregunta, pero, ¿qué es lo que hay detrás de aquella puerta negra?"
El rey respondió: Pues bien, ve y abre esa puerta negra."
El soldado, temeroso, abrió cautelosamente la puerta y sintió un rayo puro de sol besar el suelo de la enorme sala, abrió un poco más la puerta y más luz y un delicioso aroma a verde llenaron el lugar.
El soldado notó que la puerta negra daba hacia un campo que apuntaba a un gran camino. Fue ahí que el soldado se dio cuenta de que la puerta negra llevaba hacia la libertad.
Todos tenemos una puerta negra dentro de nuestra mente. Para algunos, la puerta negra es el miedo a lo desconocido, para otros, es una persona difícil, tal vez para otros es una frustración, ya sea miedo a relacionarse o miedo a ser rechazado, miedo a innovar o miedo a cambiar, miedo a volar más alto.
Para algunos la puerta negra es la inseguridad porque la falta de preparación lo atemoriza, o una traba imaginaria que la inseguridad de la vida fabricó durante su educación o su crianza.
Pero si tú puedes perder, también puedes vencer. Si das un paso más allá del miedo, vas a encontrar un rayo de sol entrando en tu vida. Abre esa puerta negra y deja que el sol te inunde.


Desconozco autor

El valor del elogio


El reconocimiento y la valoración pueden ser mucho más eficaces que la crítica. Aprende a utilizar el impulso de la motivación para iniciar cambios.
A menudo en las escuelas, en las familias, en las relaciones, incluso en las terapias… existe la tendencia a centrarse en lo negativo.

Los fallos de otros o de uno mismo se detectan fácilmente y se destacan por encima de lo demás. Los padres recuerdan una y otra vez a sus hijos lo que no hacen bien, la pareja nos repite lo que no le gusta de nosotros, el profesor subraya en rojo los errores cometidos… Éste es un camino, pero existe también otra posibilidad, aunque quizá menos transitada. Consiste en prestar atención a la otra cara de la realidad: las capacidades de cada persona, las cosas que funcionan, lo que nos agrada…
El elogio forma parte de este lado más amable de la realidad. Es un gesto de valoración y reconocimiento. Implica no sólo colocarse las lentes que permiten descubrir los aspectos positivos, sino también saber transmitir y poner en palabras las perlas halladas.
Sin embargo, el elogio a menudo se utiliza como una medalla devaluada. Muchas personas defienden que es mejor no creerse los elogios, prefieren desmentirlos o rebajarlos con modestia cuando los reciben. Otras opinan que se avanza más observando y recalcando lo que falla, pues sólo así es posible mejorarlo. Ciertamente, de los errores se puede aprender mucho. Pero, ¿no será posible aprender también reforzando y apreciando lo que sí funciona, lo que sí nos gusta, lo que sí se ha conseguido?
Un elogio puede ser toda una inyección de confianza y motivación. Mediante él se ofrece a alguien una imagen más positiva de sí mismo que quizás no era capaz de percibir. Para ello, tanto es importante que quien da esa medalla lo haga con sinceridad, como quien la recibe se crea merecedora de ella y le otorgue valor.


¿A QUÉ PRESTAMOS ATENCIÓN?

En la consulta de un psicólogo una mujer expresó entre sollozos que se sentía incapaz de decidir por sí misma incluso en pequeñas cuestiones, y cómo eso la hacía sentir terriblemente incompetente. El terapeuta dejó que la mujer hablara hasta que finalmente se secó las lágrimas y le miró esperando una respuesta. Entonces le dijo: «¿No es cierto que usted misma me llamó para pedir hora?» a lo que la mujer un poco desconcertada, contestó: «Sí». «¿Y no es cierto que le propuse dos horas distintas y usted pudo elegir?» La mujer contestó de nuevo: «Sí». Entonces concluyó: «Me ha querido convencer de que es incapaz de tomar decisiones. Sin embargo, tengo dos pruebas que me demuestran lo contrario. No sólo ha sido capaz de tomar la decisión de acudir a una terapia, cosa que requiere ciertamente un gran atrevimiento, sino que además ha decidido qué hora le convenía mejor. De aquí a la próxima sesión va a estar especialmente atenta para detectar otras pruebas que desmientan su hipótesis de incapacidad. Si en tan poco tiempo yo he podido detectar dos estoy seguro de que usted descubrirá muchas más».
En ocasiones estamos tan pendientes de lo que falla que no somos capaces de percibir cuándo las cosas funcionan. Creamos de esta manera historias sobre nosotros mismos o sobre los demás cada vez más reafirmadas en la incapacidad, en la imposibilidad… pues sólo se presta atención a los momentos en que surge la dificultad.

El elogio, en cambio, conlleva un giro de perspectiva. Se trata de centrarse en las soluciones en lugar de los problemas, de ver competencias en lugar de fallos, aptitudes en lugar de defectos.
Si nos decantamos por observar lo que nos molesta, siempre encontraremos pruebas que apoyen esa visión. Cuando, por ejemplo, no se tiene muy buen concepto de otra persona lo más fácil es fijarse especialmente en sus defectos.

Ante una situación de este tipo, no obstante, lo más enriquecedor es atender a lo que nos atrae de esa persona. Las dos realidades siempre están ahí y uno decide a cuál prefiere hacerle más caso. Generalmente aquello a lo que se dedica más atención es lo que tiende a amplificarse.


Cristina Llagostera

El arte de vivir en pareja


Cuando nos enamoramos, sentimos que nos desborda el entusiasmo, la ilusión... y también el desconocimiento del otro. Para que se abra paso el verdadero amor, es preciso aceptar las diferencias que surgen al conocerse a fondo.




Alicia sueña con un hombre ejecutivo, práctico, con grandes ambiciones, hasta que se enamora de un bohemio y despreocupado que se embelesa con sus propios sueños.


Tras los primeros tiempos de entusiasmo y encandilamiento, cuando la relación se estabiliza, empieza a sentirse disconforme, le inquieta su futuro junto a él y le recrimina su falta de iniciativas y su espíritu volátil.


Sergio ha encontrado, por fin , la persona con la cual construir una pareja y van adelante con su proyecto de una vida en común. En la convivencia se ve que ella es muy sociable, que le encanta salir con amigos o programar salidas de fin de semana que incluye a otros. Sergio prefiere la vida hogareña y solitaria. Sus planes apuntan a las cenas domésticas e intimas, a compartir sentimientos de a dos. Todo esto empeiza a generar tensiones y disputas, como si cada uno sintiera que el otro está empeñado en aguarle sus espectativas y sus ilusiones.


Cuando CArlos y Adriana se conocieron, los deslumbró la cantidad de coincidencias que había entre ambos: habían viajado a los mismos lugares y conocido a las mismas personas, habían llorado en las misma escenas de las mismas películas, compartían sus escritores favoritos y su afición por los mismos platos de la cocina tai.

Pero después de un tiempo, Adriana empezó a sentirse incómoda con algunas de las características de Carlos, como cierta avaricia o sus largos silencios. Se lo dijo. Él lo reconoció y afirmó que le gustaría cambiar, pero no lo podía conseguir. Carlos también querría que Adriana fuera menos crítica, más flexible, pues eso le daría más tranquilidad, lo haría sentirse menos exigido.

Y tú ¿ reconoces alguna de esas características en tí? ¿Estarías dispuesto a trabjar para transformarla en bien de la relación?



El arte de la armonía:



Vivir en pareja de forma armoniosa no es cuestión de magia ni de suerte. En realidad se trata de un arte. Y podríamos definirlo como el arte de armonizar las diferencias. Las tres situaciones con las que comienza este artículo son sólo un pequeño ejemplo que nos muestra cómo inciden las diferencias en la convivencia armorosa.


Una relación de pareja es un mosaico rico y complejo en el cual se manifiestan las diferencias entre dos seres humanos. La convivencia lleva - más allá de su voluntad, su deseo o incluso su cinciencia- a que cada una de esas personas se muestre en todas sus facetas. Y como no existen dos individuos iguales en toda la historia de nuestra especie, ni los hubo, ni los habrá, cuanto más convives con alguien, cuanto más lo conoces y cuanto más te conoce, mayor es el despliegue de todo aquello que os hace diferentes.




La mítica media naranja:


Por supuesto que lo primero que atrae a dos personas y las hace elegirse son sus similitudes. Éstas alimentan la ilusión de haber hallado a la mítica "media naranja". Pero el amor no se construye con medias naranjas. Una media naranja es la mitad de algo, no se trata de una unidad ni de algo completo. Solo podría ser una unidad si encontrara la otra mitad. Mientras tanto sólo será, digamoslo así 0'50%, Al encontrar la mitad perdida deberá aferrarse a ella para no volver a ser menos que uno. Y en esos vínculos de pareja, esto general el riesgo de una relación de dependencia y sumisión.


Un requisito básico del arte de vivir en paraja es recordar que cada uno de nosotros está entero y representa la totalidad de sí mismo. Pero la totalidad no significa perfección. No hay seres perfectos. Cada persona es la más completa versión de sí misma y la más actualizada. De este modo, una pareja nace a partir de dos seres enteros que se eligen entre otros miles de personas por razones ciertas aunque a menudo sutiles y misteriosas,


Allí inician un camino conjunto que los llevará a buen puerto en la medida en que amén de disfrutar de sus parecidos, comiencen a reconocer y a eplorar sus diferencias, su diversidad. Cunado una relación se prolonga y ambos están atentos a ella, descubirán que la lista de diferencias crece y se prolonga más allá de la enumeración de similitudes. Allí está la rica materia prima para la construccion del vínculo, para el ejercicio del arte de convivir. Pero hay diferencias y diferencias, y no todas contribuyen a enriquecer los vínculos.




Sergio Sinay


Periodista y psicólogo

Los tres sabios


Tres sabios decidieron

emprender un viaje, porque, a pesar de ser tenidos por sabios en si país, eran lo bastante humildes para pensar que un viaje les serviría para ensanchar sus mentes.


Apenas habían pasado al país vecino cuando divisaron un rascacielos a cierta distancia.

¿Qué podrá ser ese enorme objeto?- se preguntaron.

La respuesta más obvia había sido: Id allá y averiguadlo.

Pero no: eso podía ser demasiado peligroso, porque ¿Y si aquella cosa explotaba cuando uno se acercaba a ella?

Era muchísimo más prudente decidir lo que era, antes de averiguarlo.

Se expusieron y se examiraron diversas teorías, pero, basándose en sus respectivas experiencias pasadas, las rechazaron todas.

Por fin, y basándose en las mismas experiencias ( que eran muy abundantes, por cierto) decidieron que el objeto en cuestión, fuera lo que fuera, sólo podía haber sido puesto allí por gigantes.

Aquello les llevó a la conclusión de que sería más seguro evitar absolutamente aquel país.

De manera que regresaron a su casa, tras haber añadido una más a su cúmulo de experiencias.


Conclusión:

Las suposiciones afectan a la Observación

La Observación engendra Convencimiento.

El convencimiento produce Experiencia.

La Experiencia crea comportamiento, el cual, a su vez confirma las Suposiciones.


La oración de la Rana

Anthony de Mello

Dialogar con las emociones




Cómo atender a las emociones y descifrar su mensaje.
Cuando las emociones llaman a nuestra puerta no siempre son bien recibidas. En ocasiones su visita resulta incómoda, nos sorprenden en momentos o en lugares inapropiados, o estamos demasiado ocupados como para prestarles atención. Otras veces preferiríamos no abrir, encerrarnos bajo llave, porque su presencia nos asusta o desagrada. Pero aunque las emociones parecen venir de fuera, desencadenadas por sucesos externos, en realidad forman parte de nosotros, están dentro de casa.
¿Somos lo que sentimos? En parte sí, pero también somos nuestros pensamientos, actitudes, valores, principios, experiencias, recuerdos… todo aquello que construye ladrillo a ladrillo nuestra identidad y a lo que podemos acceder en las diferentes estancias de nuestra casa. Las emociones, sin embargo, aparecen y desaparecen, tienen una naturaleza cambiante. Son como huéspedes que nos visitan por un tiempo y que una vez cumplida su función se van.
Algunas emociones se viven como si fueran un problema en sí, algo que va en contra de uno mismo. El miedo, la culpa, el enojo… fácilmente se interpretan como enemigos a los que hay que vencer o anular. Sin embargo, la misión principal de las emociones es aportar información. Vendrían a ser como señales que alertan de lo que sucede en nuestro interior. El miedo, por ejemplo, pone en evidencia que puede existir una desproporción entre la amenaza que sentimos y los recursos con los que creemos contar; o el enojo es una alarma roja que se enciende al producirse una frustración, cuando un deseo o una expectativa no se ha visto realizada.
Pero si bien las emociones pueden ser una buena brújula, no suelen ser un buen capitán. Ofrecen una valiosa guía del momento en que nos encontramos, pero no conviene que tomen el mando de la situación. Actuar desde la ira o desde el miedo puede resultar devastador si no logramos que medie la razón.
Una buena fórmula para sortear este peligro es establecer un diálogo con las emociones, dando voz a lo que se está sintiendo e integrándolo en la conciencia. Se trata de relacionarse de una manera diferente con las emociones, entendiéndolas como aliadas en lugar de como enemigas y cooperando con ellas para resolver las dificultades que están señalando.

Un huésped de Honor

La clave para iniciar esta relación es atender a las emociones como si se tratara de huéspedes distinguidos. Como buenos anfitriones cabe mostrar interés por los recién llegados y darles la atención merecida. A nadie se le ocurriría cerrar la puerta en las narices a un invitado o ignorar su presencia mientras pasea por su casa. Sin embargo, esto es precisamente lo que hacemos muchas veces cuando una emoción nos perturba o nos resulta desagradable.
Si un huésped percibe que no se le toma en cuenta puede alzar cada vez más su voz en un intento de hacerse oír o tirar un objeto preciado para atraer la atención. Si se siente molesto por el desdén quizás opte por hacernos la vida imposible, hostigándonos y persiguiéndonos por toda la casa, revolviendo nuestras cosas u ocupando nuestro sillón favorito.
De modo que una de las principales normas del buen anfitrión es mostrarse solícito con su invitado, dándole la bienvenida, ofreciéndole asiento y escuchando con atención lo que tiene que decir. La emoción está en nuestra casa por alguna razón, y sólo cuando escuchemos su mensaje y atendamos sus necesidades habrá realizado su cometido y podrá desaparecer.

El dueño es uno mismo

La hospitalidad, sin embargo, no supone consentir que el invitado haga lo que le plazca, así como escucharle no significa tener que hacer lo que dice. No hay que olvidar que somos nosotros los dueños de la casa y que, al fin y al cabo, las decisiones finales son responsabilidad nuestra.
A veces topamos con huéspedes que pretenden instalarse a sus anchas, que invaden todo el espacio o que se hacen con el mando de la casa. Cuando un invitado lleva tiempo alojado en estas condiciones podemos confundirnos y pensar que él es el verdadero dueño del hogar. Esto sucede cuando la persona se identifica con una emoción, cuando no es capaz de reconocerla como invitada, como algo que está bajo su cuidado y por un tiempo pasajero.
En estas ocasiones es fácil sentirse víctimas del huésped, y quejarse de su trato o de su conducta inapropiada. Sin embargo, de cada uno depende que en su propia casa se sigan las reglas de acuerdo a sus principios y valores, y no conforme a los impulsos o las ideas del huésped. En tal caso es importante retomar el mando, informando al invitado de las normas, de lo que puede y lo que no puede hacer, de los lugares que puede ocupar y los que no, de cuándo podemos prestarle atención y cuándo no.


Las 5 preguntas Clave:

Es útil explorar con curiosidad afectuosa la emoción que aparece. Cinco preguntas básicas pueden ayudar a acercarse a la emoción para conocerla mejor y descubrir la información que tiene reservada:
¿Quién eres?

Darse cuenta de que ha llegado alguien y conocer el nombre del invitado es un requisito para iniciar la relación. Es posible que se trate de un viejo amigo y le reconozcamos rápidamente, pero podría ser un invitado menos conocido y que cueste identificarle. O incluso podemos confundirle completamente si no conversamos con él. Poner nombre a la emoción, describirla en palabras, es una buena manera de empezar a reconocerla y a darle un lugar adecuado.
¿De dónde vienes?

Esta pregunta permite conocer e investigar la procedencia del huésped. ¿Cuál ha sido la situación o las situaciones que han originado la emoción? ¿A qué personas o lugares está asociada? ¿Proviene de cerca, de un suceso reciente, o de lejos? ¿Qué vivencias del pasado alimentan la emoción…?

Tirando del hilo se puede conocer detalladamente el origen del invitado, lo cual habla mucho de él y ayuda a comprender mejor su conducta o su actitud.
¿Cuál es tu intención?

Las visitas normalmente se realizan con un propósito, y las emociones aparecen para realizar una función. Lo que sentimos en un momento determinado suele ser coherente con la situación en que nos encontramos, y tiene como finalidad restablecer un equilibrio. Al preguntarse acerca de la intención de la visita aclaramos el motivo real de la emoción y a partir de aquí podemos reconocerle un sentido y una utilidad.
¿Qué quieres de mí?

Podemos hilar más fino y preguntar al huésped qué necesita de nosotros para lograr su propósito. Si ha venido en nuestra búsqueda es porque requiere ayuda y atención. De nuevo cabe recordar que escuchar las peticiones de un invitado no obliga a llevarlas a cabo si entran en conflicto con los principios personales. El diálogo permite precisamente pactar, establecer un contacto entre la acción que nos reclaman las emociones y la capacidad de razonar.
¿Qué puedo hacer para que te sientas más cómodo?

En lugar de evitar la visita o tratarla mal para que se marche lo antes posible, podemos intentar que se sienta a gusto atendiendo a sus necesidades. Existe la tendencia a pensar que si se abre la puerta a una emoción nos puede dominar y hacer perder el control, pero sucede justamente lo contrario. Cuando se es amable con un invitado y se escuchan sus necesidades éste responde también con un trato afable y no necesita alargar su visita más allá de lo necesario.


Cristina Llagostera.

Un dia...


Y así después de esperar tanto, un día como cualquier otro decidí triunfar... decidí no esperar las oportunidades sino yo misma buscarlas, decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución, decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis, decidí ver cada noche como un misterio a resolver, decidí ver cada día como una nueva oportunidad a ser feliz.
Aquel día descubrí que mi único rival no era más que mis propias debilidades, y que en éstas, está la única y mejor forma de superarnos, aquel día dejé de temer a perder y empecé a temer a no ganar, descubrí que no era yo la mejor y que quizás nunca lo fui, me dejó de importar quien ganara y quien perdiera, ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer.Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir.
Aprendí que el mejor triunfo que puedo tener, es tener el derecho de llamar a alguien "amigo".
Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento, "el amor es una filosofía de vida".
Aquel día dejé de ser el reflejo de mis escasos triunfos pasados y empecé a ser mi propia tenue luz de este presente; aprendí que de nada sirve ser luz sino vas a iluminar el camino de los demás.
Aquel día decidí cambiar tantas cosas... aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad, desde aquel día ya no duermo para descansar... ahora simplemente duermo para soñar.

Autor: desconocido.

¿cuándo la felicidad es mayor?


Hu-Song, filosofo de Oriente, contó a sus discípulos el siguiente apólogo:
"... En una oscura caverna estaban cien hombres que a causa de las tinieblas nada podían ver. Paso algún tiempo, y uno de aquellos hombres logro encender una pequeña tea. Pero la luz que daba era tan poca que aun así nada se podía ver.
El hombre, sin embargo, compartió su luz con otro, y con otro, y con todos los demás, y entonces aquella luz se hizo radiante, y a todos los iluminó...".
Uno de los discípulos preguntó a Hu-Song: --¿Qué nos enseña, maestro, ese relato?
Le contestó el filósofo: --Nos enseña que nuestra luz sigue siendo oscuridad si no la compartimos con el prójimo.

Estimado maestro Hu-Song:
Podemos también aprender que al compartir la luz de nuestra tea, nuestra propia luz no disminuye por esto. El compartir no nos hace más pobres, al contrario, nos enriquece.
También se puede aprender que somos felices por ello. Piensa que los momentos más felices son aquellos en que has tenido a alguien con quien compartir. Una clave para el éxito y la felicidad es dar.

Ojalá sin esperar respuesta ni recompensa. Dar por el placer de hacerlo.
Si temes dar dinero, puedes dar amistad, amor, servicio, sonrisas, frases positivas, estímulos, comprensión, solidaridad, simpatía...

¿USTED PODRA ALCANZAR SU META EN LA VIDA?



¡Si! ¡USTED podrá alcanzar su meta en la vida!


USTED podrá alcanzar su meta en la vida, no importa cuales sean sus circunstancias actuales.

Si tiene una elevada meta en la vida y un inicio bajo, eso esta bien.

¿Eso esta bien? ¿Por que?


Porque las personas que deben vencer dificultades tienen mas necesidad y motivación intentarlo mas arduamente.


Los psicólogos a esto lo llaman "sobre compensación" que sencillamente significa "intento extra" o "intento mas arduo" a fin de vencer las dificultades.


J. Paúl Getty, que es bimillonario (igual a mil millonario), dice que el secreto del triunfo

consiste en solo tres palabras: ¡INTENTELO MAS ARDUAMENTE!


Cualquiera, en cualquier lugar, puede intentarlo mas arduamente.


Cuanto mayores sean sus dificultades, mas arduamente necesitar vencerlas. Y cuanto mas arduamente lo intente, ¡mas triunfara!


Su promedio (velocidad) de triunfo será mayor. Y alcanzara su meta en la vida mucho mas rápido si su situación actual o la magnitud de su meta le fuerza o motiva para INTENTARLO MAS ARDUAMENTE.


En la vida real ocurre habitualmente que las personas con mayores dificultades por vencer tiene también las máximas oportunidades, porque tienen la máxima necesidad y el máximo incentivo para intentarlo mas arduamente.


Tienen la máxima oportunidad para fracasar si NO lo intentan mas arduamente, y la máxima oportunidad para triunfar si EFECTIVAMENTE lo intentan mas arduamente.


Pueden desarrollar mas impulso para triunfar, un promedio mas veloz para triunfar, que las personas con menos dificultades por vencer que no piensan que necesiten intentarlo tan duramente.


A través de los años, las personas que necesitan intentarlo mas arduamente y que por tanto tienen mas impulso para triunfar, pasan siempre a las que juzgaron que no necesitaban tan arduamente y por tanto desarrollaron un impulso menor para triunfar.


Pero cualquiera, ¡todos!, pueden alcanzar su meta en la vida, ¡INTENTANDOLO MAS ARDUAMENTE!


Por supuesto, hay mas, mucho mas, y eso se enseña en otros capítulos de este curso. Pero la Lección primera y esencial para alcanzar su meta en la vida es: ¡INTENTELO MAS ARDUAMENTE!


Una vez que usted se haya motivado para INTENTARLO MAS ARDUAMENTE, usando los métodos comprobados para ser feliz que este curso le enseñara, entonces este de alcanzar CUALQUIER meta que pueda concebir y en la que crea.


Sin embargo, es deseable para todos saber, al principio que las personas que tienen mas dificultades para vencer tienen también las máximas oportunidades.


Porque tienen la máxima necesidad para intentarlo mas arduamente, quienes lo intentan mas arduamente "sobre compensan"" a menudo (lo intentan con rigor extra) y desarrollan un formidable impulso para triunfar directamente hacia las metas de su vida, pasando a las que empezaron mejor.


De modo que el desafío real es para los que tienen menos dificultades, porque son ellos quienes deberán buscar una Auto motivación, o se hallaran adheridos a la complacencia.

Cualquiera sea su meta en la vida, podrá debido (o a pesar de ) sus circunstancias actuales.


El primer requisito es el deseo.


Si quiere alcanzar su meta con bastante ansia para intentarlo mas arduamente, y mas y mas, usando los métodos comprobados para triunfar enseñados en este blog. USTED GENERARA LOS MEDIOS Y EL PODER para alcanzar cualquier meta que pueda concebir y en la que crea!


Mañana lea la continuacion del tema TRIUNFE EN LA VIDA.

El muro



Dicen que una vez un hombre, era perseguido por varios malhechores que querían matarlo. El hombre ingresó a una cueva. Los malhechores empezaron a buscarlo por las cuevas anteriores de la que el se encontraba. Con tal desesperación elevó una plegaria a Dios, de la siguiente manera: " Dios todopoderoso, has que dos ángeles bajen y tapen la entrada, para que no entren a matarme".

En ese momento escuchó a los hombres acercándose a la cueva en la que el se encontraba, y vio que apareció una arañita. La arañita empezó a tejer una telaraña en la entrada. El hombre volvió a elevar otra plegaria, esta vez mas angustiado: "Señor te pedí ángeles, no una araña." Y continuó: "Señor por favor, con tu mano poderosa coloca un muro fuerte en la entrada para que los hombres no puedan entrar a matarme".

Abrió los ojos esperando ver el muro tapando la entrada, y observo a la arañita tejiendo la telaraña. Estaban ya los malhechores ingresando en la cueva anterior de la que se encontraba el hombre y este quedó esperando su muerte.

Cuando los malhechores estuvieron frente a la cueva que se encontraba el hombre, ya la arañita había tapado toda la entrada, entonces se escucho esta conversación:

Primer hombre: Vamos, entremos a esta cueva.

Segundo hombre: No, no ves que hasta hay telarañas, nadie ha entrado en esta cueva.

Sigamos buscando en las demás cuevas.

Dios como padre amoroso sabe perfectamente cual es la respuesta apropiada para cada situación que se nos presenta.

Esperar que nuestras plegarias sean atendidas de acuerdo con nuestras reglas es desmerecer el poder de Dios que sabe no solo que nos hará más felices, sino también, que es más conveniente para nuestra vida.

Desconozco autor

Aviso Importante


A partir del dia de hoy he reestructurado todas las paginas, blogs, foros, y grupos que venia publicando en una sola denominacion "Metafisica Universal". De esta manera podras localizar toda la informacion que se venia publicando en los diversos medios existentes en la web bajo esta unica denominacion. Ademas amplie las informaciones publicadas a campos como: Astrologia, Numerologia, Kabala, Budismo, Esoterismo, Analisis Transaccional y Psicologia Gestalt entre otros.

Las direciones web son:
metafisicauniversal.webs.com
metafisicauniversal.wordpress.com
http://boards5.melodysoft.com/app?ID=metafisicauniversal
metafisicauniversal.multiply.com
metafisicauniversal.ning.com

Agradecer


Aunque te sorprenda, ahí va mi agradecimiento a ti, que me estás leyendo ahora y participando de mi pensamiento.
De bien nacidos es ser agradecidos y saber serlo ennoblece a quien lo es y a su família.
En el intercambio diario a veces recibimos servicios, favores, dones y regalos. De forma natural surge en nosotros una sensación de alegría, que necesitamos expresar y transmitir al otro, hacerle sentir que lo que hemos recibido de su parte ha contribuido a nuestra felicidad o está en sintonía con ella.
En realidad siempre tendremos algo por lo que sentirnos agradecidos.

Pero tan bueno es ser agradecido con los demás como con uno mismo. Conlleva dar sentido a la propia vida, entender los momentos difíciles y darles importancia en trayectoria vital, incluso en el caso de traumas o enfermedades graves, pues ayuda a tomar conciencia de que pese a todo ocurren por algo con una finalidad, aunque sea la de mejorar nuestra superviviencia. El agradecimiento a las circunstancias puede favorecer recuperaciones o mejorias espectaculares.
Sentirlo y expresarlo.
Estar presentes, vivos, disfrutar de la vida, recordad que somos resultado de relaciones de amor y felicidad de nuestros antepasados..
La vida ha estado y está a nuestro servicio, como la amistad, la lealtad, las enseñanzas que recibimos, las manos que cuidaron de nosotros, cuando estabamos enfermos.
Este sentimiento invade tanto al que agradece como al agraciado. Ayuda a ver el lado positivo de la vida y la llena de sentido, ayuda a regular nuestro estado fisico y psiquico, nos hace pasar de un estado mediocre a un estado grandioso, a nivel fisico, psíquico y espiritual. Permite reconocer el trabajo y la importancia de la vida de los demás, con sus aciertos y sus fallos.
Algunos piensan que estar agradecido es sinónimo de debilidad. al contrario: es un signo de grandeza y poder. No perdamos la ocasión de expresar el agradecimiento con palabras, poniendo en ellas sentido del humor, recordando lo bueno de la vida, las motivaciones, los afectos, las lealtades, la admiración.
La amabilidad es un lenguaje que pueden oír los sordos y ver los ciegos. Es una forma que va más allá del pensamiento. Ha formado parte de los buenos modales, de la buena educación en su sentido etimológico de educar: sacar de nuestro interior lo mejor de nosotros mismos. Y la verdad es que es una buena carta de presentación de cualquier persona. Al igual que la sonrisa no engaña a nadie: o se da o no se da; es difícil fingirla.


Dr. Pablo Saz

Presidente de la Asociación Europea de Medicina Naturista Clásica

Darse cuenta



Me levanto una mañana,
salgo de mi casa,
hay un pozo en la vereda,
no lo veo,
y me caigo en él.
Día siguiente….
salgo de mi casa,
me olvido que hay un pozo en la vereda,
y vuelvo a caer en él.
Tercer día,
salgo de mi casa tratando de acordarme
que hay un pozo en la vereda,
sin embargo
no lo recuerdo,
y caigo en él.
Cuarto día,
salgo de mi casa tratando de acordarme
del pozo en la vereda,
lo recuerdo,
y a pesar de eso,
no veo el pozo
y caigo en él.
Quinto día,
salgo de mi casa,
recuerdo que tengo que tener presente
el pozo en la vereda
y camino mirando el piso,
y lo veo,
y a pesar de verlo,
caigo en él.
Sexto día,
salgo de mi casa,
recuerdo el pozo en la vereda,
voy buscándolo con la vista,
lo veo,
intento saltarlo,
pero caigo en él.
Séptimo día,
salgo de mi casa,
veo el pozo,
tomo carrera,
salto,
rozo con las puntas de mis pies el borde del otro lado,
pero no es suficiente y caigo en él.
Octavo día,
salgo de mi casa,
veo el pozo,
tomo carrera,
salto,
llego al otro lado!
me siento tan orgulloso de haberlo conseguido,
que festejo dando saltos de alegría!……
y al hacerlo,
caigo otra vez en el pozo.
Noveno día.
salgo de mi casa,
veo el pozo,
tomo carrera,
lo salto
y sigo mi camino.
Décimo día,
me doy cuenta,
recién hoy
que es más cómodo
caminar…..
por la vereda de enfrente.


Del Libro "Cuentos para pensar" del Dr. Jorge Bucay.

Inaguración de un foro



Os invito a visitar y participar en:


Nirvana- Ahavah- Espiritual


Espacio donde debatir, interactuar, exponer, proponer, aprender, crecer, compartir .. y alrededor de la hoguera avivar el fuego de hermandad.


Anna M

Tormentas


En nuestra cotidianidad estamos acostumbrados a buscar las soluciones de nuestros problemas en el exterior, obviamos su epicentro, “nuestro motor corazón”, quien al vulnerizarse afecta somáticamente nuestro cuerpo y la energía del alma. Quiero compartir con ustedes lo que viene a mi reminiscencia en este instante mágico, un adagio de la sabiduría popular: “El hábito no hace al monje”. Esta afirmación es tan acertada como “el disfraz no hace al actor”, “ ni un título universitario califica a una persona de excelente profesional”. Sólo la mística, la apertura de corazon y el amor que depositemos en nuestros multifacéticos roles sociales nos hará emular los viejos paradigmas de evolución espiritual. Es el momento de preguntarse: ¿Quién soy?, ¿De dónde vengo? y ¿Hacia dónde me dirijo?
A través de la historia se ha evidenciado que si hacemos de la práctica del Amor un hábito inherente al corazón, las soluciones a los pequeños obstáculos que se susciten en la cotidianidad de nuestras vidas fluirán perspicuamente y lacónicamente se nos presentarán “oportunidades milagrosas ”o “momentos mágicos”. Debemos mantener la atención consciente en nuestro presente para capturar el momento donde discerniremos la oportunidad de crecer, de evolucionar y de sobrepasar nuestros conflictos, los cuales teleológicamente son aprendizajes que repercutirán en nuestro futuro.
Les doy un consejo: “Carpe Diem” (Aprovechen el Día), atesoren sus días, aprovechen y disfruten su presente que es como lo prescribe su nombre, el regalo que el universo pone diariamente en sus manos.
En este momento mágico súbitamente del infinito del firmamento la refrescante y copiosa lluvia cae dando vida, renovando la naturaleza incluyendo a todos los reinos (animal, vegetal y mineral). Atisbando la lluvia recuerdo el refrán popular “ Después de la tormenta viene la calma”. Metafóricamente voy a explicarles que todos los acontecimientos que les desequilibran o perturban (tormentas temporales), en algún momento durante el transcurso de sus vidas se presentarán al igual que la lluvia, de dos formas.
La primera es el resultado de un largo proceso, donde se cosecha hierba mala, por no haber prestado atención consciente a la siembra. Todas nuestras actuaciones pasadas por acción u omisión, se compilan y dan como resultado un fruto que denomino “La Tormenta Presente”, que no es otra cosa que lo que nos perturba o desequilibra.
Todos los días se nos presentan muchas oportunidades de rectificar nuestras pretéritas acciones, y de reorientar las presentes para vislumbrar un cromático futuro donde cada tormenta sea vista como oportunidad de nuestro Creador para obtener un nuevo aprendizaje, tomando consciencia que lo que nos acontece no es castigo ni represión de una pasada acción. Lo que sucede es que estamos distraídos en banales situaciones y no discernimos en profusión que ese comportamiento aumentaría la copiosidad de la tormenta.
“Errare humanun est”, este aforismo latino significa que equivocarnos es de humanos. Lo que deseo que emulen es su continuación: “Rectificar es de sabios”. Este es el mejor momento para que reenfoquen los lentes de su condicionamiento y rectifiquen en sus vidas lo que les aleja del éxito, del bienestar, de la paz espiritual y de la experiencia mística del amor. Ustedes son arquitectos de sus destinos, por tanto, empiecen desde ahora la maqueta de su destino diario (maktub day).

Durante su trabajo de construcción los materiales más importantes serán: la fe, motivación, entusiasmo, confianza y perseverancia. Si creen que pueden hacerlo, tengan por seguro que podrán, el éxito esta al alcance de sus manos y solo depende de ustedes alcanzarlo.
La segunda manera de aparición de la lluvia es que aparece imprevisiblemente, como por el arte de la magia. Se da para propiciar cambios trascendentes en la vida de una persona., los acontecimientos son causales y tienen un efecto que Dios desea se patentice en nosotros. Al presentarse el instante mágico donde se inicia la tormenta (muerte, robo, cesantía, viudez, traición etc.) se nos veta por el ego la capacidad de responder ¿Por qué? ¿Por qué a mí? ¿Por qué yo?. Esta trilogía de preguntas son reiterativas en las diversas situaciones calificadas de “difíciles”, independientemente de su origen. Lo asertivo al presentarse la situación inesperada para nuestros planes de vida es que debemos vencer la resistencia, entregarnos a la aceptación con la fe depositada en Dios quien en el momento indicado (ni antes ni después) responderá a nuestra trilogía de interrogantes, nos interpelara para analizar si pasamos trivialmente la tormenta (sin aprender la lección) o la sobrepasamos (aprendimos la lección).

Nuestra intención debe estar enfocada en sobrepasar todas y cada una de las futuras imprevistas tormentas que nos depara la vida en el encuentro con nuestro destino diario). Recuerden mantener la intención en el futuro y su atención en el presente.

Te invito a reflexionar sobre las pretéritas tormentas que se han presentado en tu vida: ¿Cuáles simplemente pasaste? y ¿cuáles sobrepasaste? Espero que durante la semana reflexionen sobre el tema planteado y tomen en cuenta que un alquimista, cuando comienza, llega al final de la decisión que tomó y sobrepasa las tormentas. ¿Ustedes quieren y esperan convertirse en arquitectos de su destino? Si la respuesta es afirmativa, luchen a cada momento para convertir ese deseo en realidad porque el universo conspira para ello.


Desconozco autor

Oración Irlandesa

















Que el camino salga a tu encuentro.

Que el viento siempre esté detrás de ti
y la lluvia caiga suave sobre tus campos.
Y hasta que nos volvamos a encontrar,que Dios te sostenga en la palma de Su mano.

Que vivas por el tiempo que tú quieras,
y que siempre quieras vivir plenamente.

Recuerda siempre olvidar las cosas que te entristecieron.

Pero nunca te olvides de recordar las cosas que te alegraron.

Recuerda siempre olvidar a los amigos que resultaron falsos.
Pero nunca olvides recordar a aquellos que permanecieron contigo.

Recuerda siempre olvidar los problemas que ya pasaron.

Pero nunca olvides recordar las bendiciones de cada día.

Que el día más triste de tu futuro no sea peor que el día más feliz de tu pasado.

Que nunca se te venga el techo encima y que los amigos reunidos debajo de él, nunca se vayan.
Que siempre tengas palabras cálidas en un frío anochecer,una luna llena en una noche oscura, y que el camino siempre se abra a tu puerta.
Que vivas cien años, con un año extra para arrepentirte!
Que el Señor te guarde en Su mano,y nunca apriete mucho tu puño.
Que tus vecinos te respeten, los problemas te abandonen,los ángeles te protejan,y que el cielo te acoja.
Que la fortuna de las colinas Irlandesas te abracen.
Que las Bendiciones de San Patricio te contemplen.
Que tus bolsillos estén pesados y tu corazón ligero.
Que la buena suerte te persiga,y cada día y cada noche tengas muros contra el viento,un techo para la lluvia, bebidas junto a la fogata,risas para consolarte aquellos a quienes amas cerca de ti,y todo lo que tu corazón desee!
Que Dios esté contigo y te bendiga, que veas a los hijos de tus hijos, que el infortunio sea te sea breve,y te deje rico en bendiciones.
Que no conozcas nada más que la felicidad.

Desde este día en adelante,

Dios te conceda muchos años de vida,de seguro Él sabe que la tierra no tiene suficientes ángeles

Despedidas

Recordando los fallecidos en el trágico accidente de aviación de Madrid, acompañando en el dolor a sus seres queridos...

Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes.
Khalil Gibran

Adiós a un ser querido



Cuando muere alguien cercano el golpe suele ser tan duro que nuestro mundo personal queda resquebrajado temporalmente. Se necesita un período de retraimiento y dolor para adaptarse a la nueva situación y reaprender a vivir con el hueco que ha dejado esa persona.
Dependiendo del lazo que unía al fallecido y la forma en que murió el impacto dejará más o menos secuelas emocionales. Todo duelo bien elaborado debe llegar a un fin. Sin embargo, en algunos casos las heridas son tan profundas que tardan mucho en cicatrizar, como el sufrimiento por la muerte de un hijo. Para los padres significa la prueba más dura. Tras la muerte se origina un caos emocional sumamente devastador, en el que la rabia, el sentimiento de injusticia y un inmenso dolor amenazan con acabar con la fe hacia la vida.
Ante momentos como éstos no hay más remedio que atravesar el dolor, intentando recordar que tarde o temprano aparecerá alguna luz que devolverá la ilusión por vivir. Lo principal para elaborar el proceso de duelo es admitir la pérdida como un hecho definitivo y sobre todo no guardar la tristeza dentro, expresarla de la manera en que sea posible. La compañía de los demás para recordar, compartir o disponer de un hombro en el cual apoyar el desvalimiento ayudan enormemente.
El duelo, más que ser un estado de dolor pasivo, es un proceso de adaptación en el que uno participa activamente. Se inicia con la despedida en el funeral o en otra clase de rito del fallecido. Éste es un buen momento para expresar todo lo que se le quiso decir pero no se hizo, o para rememorar lo vivido conjuntamente. Algunas creencias afirman que tener pensamientos amorosos hacia el difunto le puede servir de ayuda en la etapa que ha iniciado. Para los que se quedan empieza un proceso en el que poco a poco tendrán que empezar a reorientar el amor, el interés y la dedicación ligada a la persona que partió hacia nuevos proyectos.
Sin embargo, completar el duelo no significa olvidar a la persona. La cicatriz, aunque no desaparezca, llega a sanarse y el dolor va mitigando. Pero de alguna manera quienes han muerto siguen formando parte de nuestra vida. Están en nuestro recuerdo y es una buena práctica dedicarles tiempo y atención. Plantar un árbol en su memoria, hacer una celebración anual en su honor o tener fotografías de las personas queridas a la vista son algunas ideas.



Acompañar en el umbral


Si pensamos cómo nos gustaría morir, la mayor parte de personas afirmarán que acompañadas de sus seres queridos. Una de las cosas que más se teme ante la muerte es la sensación de abandono. Sin embargo la compañía no sólo beneficia a quien se halla cercano a morir, sino que también constituye una experiencia inolvidable para el que la ofrece. Acompañar a una persona en el umbral de la muerte significa compartir con ella uno de los momentos más vulnerables e importantes de su vida. Puede ser la última y la más grande expresión de amor hacia esa persona.
Al acompañar a un moribundo nos acercamos a nuestro propio miedo a la muerte, que siempre es preferible afrontar antes del momento decisivo. A menudo se rehúyen estas situaciones por temor a no saber qué decir ni qué hacer, o a que se escape la emoción contenida. Este desconcierto aparece debido a que nuestra sociedad se ha alejado de cuanto rodea a la muerte y de las creencias que permitían estar mejor preparados para estos momentos.
Con su presencia, su sufrimiento, sus silencios y palabras, las personas cercanas a la muerte invitan a un nivel de sinceridad al que no estamos acostumbrados. Por eso es importante no intentar mantener ninguna «fachada», sino reconocer ante el moribundo nuestra propia incertidumbre hacia la muerte, nuestra falta de respuestas o nuestras emociones. Y expresarle que, a pesar de todo eso, tenemos la voluntad de permanecer a su lado y de proporcionarle el mejor entorno para realizar su viaje.
Hablar abiertamente de la muerte es algo crucial, aunque siempre se han de respetar los deseos que tenga el moribundo sobre lo que quiere o no saber. En ocasiones se produce lo que se denomina conspiración de silencio, en la que tanto el enfermo como los familiares conocen la inminencia de la muerte pero no hablan sobre ello. Normalmente cuando se consigue romper este silencio artificial todos se sienten más aliviados. Entonces se producen momentos altamente emotivos en los que cada persona puede permitirse expresar su dolor, pero también su amor.
Si el acompañante se muestra abierto y dispuesto a escuchar facilitará que el moribundo pueda expresar cómo se siente, qué le hace sufrir, qué necesita para estar mejor. Los profesionales, la familia y amigos deben hacer todo lo posible para reducir este sufrimiento y lograr que la persona se sienta en paz.
Durante el proceso de enfermedad y muerte tanto el paciente como sus allegados pasan por muchas y cambiantes emociones: negación, rabia, culpa, tristeza, aceptación... La comprensión durante este proceso es clave. Los acompañantes han de procurar respetar el ritmo de la persona, pues necesita tiempo para elaborar todas las pérdidas que le acontecen. Y, por otra parte, considerar que todos se están enfrentando a una situación de gran estrés, frustrante y difícil, y por lo tanto es necesario que también cuiden de sí mismos.
La enfermedad ofrece la oportunidad de tener tiempo de decir adiós, y esto es algo muy valioso y que aporta gran consuelo. Compartir las lágrimas, perdonar los fallos y las heridas previas, manifestar el agradecimiento por lo vivido y el dolor por tener que separarse, puede dar sentido a toda una vida. Para muchas personas conocer que su final estaba cerca les ayudó a crecer interiormente y a quienes les acompañaron les cambió la visión de la vida.



Aligerar el peso


Para el viaje al más allá no se necesita equipaje. De hecho, cuanto menos peso se lleve mejor. Por eso conviene aligerarse de todo lo que se convierte en una carga para quedarse con lo mejor de uno mismo. ¿De qué sirve acumular remordimientos, culpas, ambiciones, asuntos pendientes...? Si no somos capaces de desprendernos, de solucionar esto ahora, ¿cómo podremos hacerlo en el momento de la muerte? Si no nos abrimos ahora al amor, a la sinceridad, ¿no sentiremos en el momento final que hemos malgastado un tiempo precioso? Para llegar a la muerte con aceptación hay que empezar por vivir tal como nos gustaría dejar este mundo.
El perdón es el mejor bálsamo para curar todas las heridas. Si guardamos rencor hacia alguien podemos elegir entre conservar esa carga o despojarnos de ella perdonando a esa persona. Y si necesitamos sentirnos perdonados podemos atrevernos a pedir disculpas a quien dañamos, mostrándole nuestro más sincero arrepentimiento. Al aclarar malentendidos o expresar lo que tantas veces se ha pensado pero nunca se ha dicho, se pone orden en las relaciones y éstas adquieren mayor profundidad.



Asimismo es necesario tomar decisiones para conseguir una conciencia tranquila. Hacer testamento es importante para dejarlo todo atado antes de morir, así como concluir las situaciones que pensamos que han quedado abiertas. También se puede realizar el llamado testamento vital, una declaración escrita que expone la propia voluntad en caso de que uno no pueda tomar decisiones. Es una forma de asegurar que se respete la propia dignidad y autonomía aunque uno no esté consciente.



Así como cada nacimiento es diferente y único, cada muerte lleva también el sello de la singularidad de quien la atraviesa. Se dice que cada persona muere como ha vivido. Seguramente esto es así porque, de hecho, la muerte no es más que otro paso entre los muchos que se dan en la continuidad de la vida.



Cristina Llagostera,


Cuerpomente 127.

Lo beneficios de ser útil II


No olvidarse del otro.. ni de uno mismo


A veces existe la intención de ser útil, pero se realiza de manera inadecuada. Por ejemplo, podemos empeñarnos en proporcionar cosas que en realidad los demás no necesitan o ni siquiera han pedido, o aumentar con nuestra ayuda su sensación de incapacidad.

¿Cómo nos sentimos cuando siempre es el otro quien nos ayuda? Al contrario de lo que podría parecer, este tipo de ayuda unilateral no nos hace sentir bien.

Cuanto más importamte y más necesaria consideremos a la otra persona, más pequeños, ineptos y dependientes nos sentiremos nosotros, y nos perseguirá una constante sensación de estar en deuda.

Éste es precisamente el tipo de ayuda necesaria cuando se trata de niños, pues durante unos años son receptores casi pasivos de atención y cuidados. Poero nos sentimos realmente adultos, cuando podemos devolver la utilidad hacia nuestra família o la sociedad. Por ello, por muy incapacitada que se encuentre una persona, es sumamente importante ofrecer apoyo respetando al máximo su autonomía. Si lo hacemos todo por ella le arrebataremos la oportunidad de sentirse útil.

Para realizar algo provechoso, por lo tanto, es fundamental tener en cuenta a la otra persona, pero también es importante no olvidarse de uno mismo. La ayuda realmente efectiva es aquella que se realiza con libertad para elegir y desde una posición de fortaleza, no por considerarse menos que el otro, por obligación o servilismo. Para ello es esencial reconocer cuáles son las propias capacidades lo que se puede ofrecer, y cuidarse para mantenerse en buen estado.


¿Qué quiero aportar?


Si nos desgastamos excesivamente no podremos ser útiles, ni siquiera para nosotros mismos. Es preciso, por tanto, saber escuchar cuáles son nuestras emociones y necesidades, para que tengan un lugar y no sean relegadas. También reconocer cuándo topamos con una limitación, con algo que nosotros, en ese momento no podemos realizar.

La vida nos da mucho, pero además de lo que podemos recibir, aprender o vivir, necesitamos preguntarnos qué queremos ofrecer al mundo. Todas las personas pueden contribuir con algo de valor. Y, de hecho, si miramos en nuestro interior,v eremos que todos abrigamos este deseo noble e intenso de realizar algo útil.

Cada persona nace con la posibilidad de realizarse, de encontrar un sentido y una satisfacción en su vida. Podemos desaprovechar esta oportunidad, o apostar firmemente en esa dirección. De cada uno depende. Las viviencias que nos han tocado vivir, nuestro entornos, nuestras particularidades.. conformarán una realidad personal, única, a partir de la cual poder constuir algo provechoso.

Las experiencias nefastas o dolorosas no escapan a esa norma si se afronan de modo constructivo. No hay que desanimarse ante ellas, pues ponen a prueba nuestro mejores recursos y aportan una motivación en si mismas.

Sin embargo, de nada sirve tener un propósito si no hay compromiso y responsabilidad. Día a día es preciso comprometerse, para que esa aspiración descienda al mundo concreto y se haga realidad. Cumplir con este compromiso aporta inspiración y energía, así como renovada fuerza. Sentirse útil hace que aflore lo mejor de cada persona.


Los beneficios de ser útil



Vivir implica tomar muchas cosas- aire, agua, alimento, afecto..- pero también darlas a los demás. Cada día tenemos muchas ocasiones de comprender y mejorar con nuestra acción el mundo que nos rodea.






Milton H Erickson, un famoso médico y psiquiatra estadounidense, visitó en una ocasión a una mujer mayor que se sentía deprimida y sin razones para vivir. Habitaba en una lujosa mansión que había heredado, acondicionado para que pudiera llegar a todas partes con su silla de ruedas. Erickson descubrió que la mujer se encontraba aislada, pues debido a su limitación había dejado de acudir a la iglesia, donde antes participana de manera muy activa. Su única afición eran las plantas, y se pasaba los dias absorta en el invernadero plantando esquejes de violetas africanas.



Tras ver cómo vivía, Erickson le dijo que creía que su problema no era la depresión, sino que no estaba siendo buena cristina. Disponía de dinero, mucho tiempo y habilidad, y en cambio no lo estaba aprovechando. Le recomendó que se procurase una lista de la gente de su comunidad en la parroquia y que en cada acontecimiento triste o alegre enviaria una planta con sus condolencias o felicitaciones. La mujer estuvo de acuerdo. Muchos años más tarde en un periodico local apareció esta noticia: Ha muerto la reina de las violetas africanas, a quien han llorado miles de personas. El texto destacaba el gran trabajo humanitario realizado por esta mujer durante los últimos años de su vida.



A menudo obviamos la importancia de sentirse útil. Pero todas las personas, sin excepción, necesitan sentir que aportan algo al mundo, que pueden hacer cosas por los demás o para ellas mismas . Pensemos por un momento qué ocurre con los objetos que no tienen ninguna utilidad: simplemente son arrinconados o tirados, puesto que carece de sentido seguir manteniéndolos. algo similar sucede con las personas. Quien no se siente útil pierde la motivación para seguir viendo.




Recuperar una finalidad




En momentos críticos, en la enfermedad o en ciertas etapas de la vida, la persona puede sentirse ofuscada al perder su sensación de utilidad y embargarle un sentimiento de frustración y sinsentido. Sin embargo, que uno se siente inútil o incapaz no significa que no existan aptitudes o cosas que pueda aportar. Si observamos detenidamente, veremos que siempre hay algo con lo que se puede contribuir, aunque sea una mirada, un gesto amable, una pequeña tarea, dar companía... Mientras hay vida existe la posibilidad de ser útil en algún aspecto.


Encontrar algo con lo que recobrar esta sensación de finalidad es tan esencial como comer o dormir. Aunque las facultades se encuentren mermadas, aunque la persona haya perdido su antigua finalidad, es posible redefinir o buscar nuevos propósitos partiendo de las capacidades actuales.




Quien tiene una utilidad también tiene una razón para levantarse cada mañana, y un quehacer le impulsa el motor de la ilusión y el entusiasmo. Cuando le preguntaron a Stephen R. Covey autor de Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, cómo habia logrado vender 15 millones de libros y con más de 80 años seguir siendo una persona activa y llena de energía, respondió: Siendo útil. Luego añadió que las mujeres en Occidente vivien más que los hombres simplemente porque una vez ancianas siguen hallando razones para ayudar a los demás.




Cristina Llagostera.



Psicóloga. Cuerpo Mente núm 166



Deseo


Te deseo primero que ames, y que amando, también seas amado. Y que, de no ser así, seas breve en olvidar y que después de olvidar, no guardes rencores .

Deseo, pues, que no sea así, pero que si es, sepas ser sin desesperar.


Te deseo también que tengas amigos, y que, incluso malos e inconsecuentes, sean valientes y fieles, y que por lo menos haya uno en quien puedas confiar sin dudar. Y porque la vida es así, te deseo también que tengas enemigos. Ni muchos ni pocos, en la medida exacta, para que, algunas veces, te cuestiones tus propias certezas. Y que entre ellos, haya por lo menos uno que sea justo, para que no te sientas demasiado seguro.


Te deseo además, que seas útil, más no insustituible. Y que en los momentos malos, cuando no quede mas nada, esa utilidad sea suficiente para mantenerte en pie. Igualmente, te deseo que seas tolerante; no con los que se equivocan poco, porque eso es fácil, sino con los que se equivocan mucho e irremediablemente, y que haciendo buen uso de esa tolerancia, sirvas de ejemplo a otros.


Te deseo que siendo joven no madures demasiado de prisa, y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer, y que siendo viejo no te dediques al desespero. Porque cada edad tiene su placer y su dolor y es necesario dejar que fluyan entre nosotros.


Te deseo de paso que seas triste. No todo el año, sino apenas un día. Pero que en ese día descubras que la risa diaria es buena, que la risa habitual es sosa y la risa constante es malsana.


Te deseo que descubras, con urgencia máxima, por encima y a pesar de todo, que existen, y que te rodean, seres oprimidos, tratados con injusticia y personas infelices.


Te deseo que acaricies un gato, alimentes a un pájaro y oigas a un jilguero erguir triunfante su canto matinal, porque de esta manera, te sentirás bien por nada.Deseo también que plantes una semilla, por más minúscula que sea, y la acompañes en su crecimiento, para que descubras de cuántas vidas está hecho un árbol.


Te deseo, además, que tengas dinero, porque es necesario ser práctico. Y que por lo menos una vez por año pongas algo de ese dinero frente a ti y digas: “Esto es mío", sólo para que quede claro quién es el dueño de quién.


Te deseo también que ninguno de tus afectos muera, pero que si muere alguno, puedas llorar sin lamentarte y sufrir sin sentirte culpable.


Te deseo por fin que, siendo hombre, tengas una buena mujer, y que siendo mujer, tengas un buen hombre, mañana y al día siguiente, y que cuando estén exhaustos y sonrientes, hablen sobre el amor para recomenzar. "Si todas estas cosas llegaran a pasar, no tengo más nada que desearte, sino que seas feliz"


Poema: Deseo

Autor: Victor Hugo

Alargue su soga




Las circunstancias de la vida se presentan a nosotros como dados lanzados sobre una mesa de vidrio.

No importa cómo los tiremos, pues podremos ver cualquiera de los números, variando nuestra perspectiva. En la vida hay personas que sólo ven los números bajos y otras que siempre ven los números altos.

Cuentan que un rey tenía un consejero que ante circunstancias adversas siempre decía: "qué bueno, qué bueno, qué bueno". Un día de cacería el rey se cortó un dedo del pie y el consejero exclamó: "qué bueno, qué bueno, qué bueno". El rey, cansado de esta actitud, lo despidió y el consejero respondió: "qué bueno, qué bueno, qué bueno". Tiempo después, el rey fue capturado por otra tribu para sacrificarlo ante su dios. Cuando lo preparaban para el ritual, vieron que le faltaba un dedo del pie y decidieron que no era digno para su divinidad al estar incompleto, dejándolo en libertad. El rey ahora entendía las palabras del consejero y pensó: "qué bueno que haya perdido el dedo gordo del pie, de lo contrario ya estaría muerto". Mandó llamar a palacio al consejero y se lo agradeció. Pero antes le preguntó por qué dijo "qué bueno" cuando fue despedido. El consejero respondió: "si no me hubieses despedido, habría estado contigo y como a ti te habrían rechazado, a mí me hubieran sacrificado".

La vida es como un laberinto con muchos caminos por tomar. En el diario caminar podemos estrellarnos contra las paredes cuando las circunstancias son difíciles. Pero hay que tomar una actitud como la del consejero de la historia: positiva y de desapego.


Nada ganamos angustiándonos, preocupándonos y torturándonos con los problemas. Para cualquier dificultad en la vida existe una razón que muchas veces escapa a nuestra perspectiva y no entendemos en el momento. No podemos entender el porqué de todas las paredes del laberinto, a menos que nos elevemos y veamos la figura completa. La vida es un aprendizaje permanente: todo estudiante recibe primero la lección y luego los problemas por resolver. En la vida real es al revés: primero nos dejan problemas para resolver y luego debemos deducir la lección.


De la misma forma como la tensión durante un examen hace que baje nuestro rendimiento, la vida nos prueba que la mejor forma de rendir bien es con desapego y una buena actitud. ¿Por qué es tan difícil enfrentar los problemas con una actitud positiva? Por la distancia entre usted y el problema. Imagínese que va en patines y remolcado por un auto. Si tiene la cuerda muy corta entre usted y el auto, seguramente no verá con anticipación los baches en la pista y se golpeará. En cambio si usted es remolcado por un auto con una soga larga, verá los baches y podrá esquivarlos.

Lo mismo ocurre en la vida: mientras más distancia tomemos y tengamos más soga entre nosotros y los problemas, podremos tener la libertad para escoger nuestra respuesta y evitar los golpes.

El estrés, el trabajo exagerado, la falta de tiempo para descansar, para la familia y para desarrollar actividades espirituales; en suma el estar desbalanceado acorta la soga y nos quita libertad para responder. Si llegamos del trabajo con estrés y nuestro hijo comete una travesura, reaccionamos desproporcionadamente, haciéndole daño a quien más queremos. Cuando estamos tensos y con sobrecarga de trabajo en la oficina y un colega nos hace una crítica, explotamos. Así creamos un clima laboral contraproducente y afectamos las relaciones interpersonales. Dedíquele tiempo a la persona más importante de su vida: usted.


Alargue su soga ante los problemas, balanceando su vida. Así, la próxima vez que se enfrente a una dificultad podrá decir como el consejero del rey: "qué bueno, qué bueno, qué bueno".

Desconozco el autor

Tiempo


Cuando Juan tenía cinco años, la maestra de Jardín de Infantes pidió que los niños dibujaran alguna cosa que amaran mucho. Juan dibujó a su familia. Después, trazó un gran círculo con lápiz rojo en torno a las figuras. Deseando escribir una palabra encima del círculo, se levantó de su mesita y fue hasta el escritorio de la maestra y le preguntó:
-Seño... ¿cómo se escribe...?
Ella no lo dejó concluir la pregunta. Le ordenó volver a su lugar y no interrumpir más la clase. Juan dobló el papel y lo guardó en el bolsillo de su pintor. Cuando regresó a su casa, aquel día, recordó el dibujo y lo sacó del bolsillo. Lo alisó bien, sobre la mesa de la cocina, buscó un lápiz en su mochila y se quedó pensativo, mirando el gran círculo rojo que rodeaba las figuras. Su madre estaba preparando la cena, yendo y viniendo, poniendo la mesa en el comedor. Juan quería terminar su dibujo antes de mostrárselo! y entonces preguntó:
-Mamá, como se escribe...?-Juan, por favor! no ves que estoy ocupada? Ve a jugar afuera y no golpees la puerta al salir!
Juan dobló el dibujo y lo guardó en el bolsillo de su pantaloncito. Aquella noche, después de cenar, Juan volvió a sacar el dibujo de su bolsillo. Fue hasta la cocina, tomó un lápiz y observó el gran círculo rojo en la hoja. Se sentó en el piso de la sala, cerca del sillón de su padre. Alisó bien los dobleces del dibujo y dijo a su padre:
-Papi, cómo se escribe...?
-Juan, estoy leyendo y no quiero ser interrumpido! Ve a jugar afuera y no golpees la puerta al salir!
El pequeño, dobló otra vez la hoja y la guardó en el bolsillo. A la mañana siguiente, cuando su madre separaba la ropa para lavar, encontró en el bolsillo del pantaloncito de Juan, envueltos en un papel, una piedrita, un pedazo de hilo, y dos bolitas. Todos los tesoros que juntaba cuando jugaba fuera de casa. Ella ni siquiera abrió el papel. Tiró todo a la basura.
Los años pasaron... Cuando Juan tenía 28 años, su hijita de cinco, Ana, hizo un dibujo en el Jardín. Era el dibujo de su familia. El padre rió cuando ella, señalando una figura alta y de forma indefinida, le dijo:
-Este de aquí eres tú, papi!
La pequeña también rió. El padre se quedó observando el gran círculo rojo hecho por su hija, alrededor de las figuras, y, lentamente, comenzó a pasar el dedo sobre el círculo. Ana descendió rápidamente del regazo de su padre y le avisó:
-¡Enseguida vuelvo!
Y volvió. Con un lápiz en la mano. Se acomodó otra vez en las rodillas de su padre, posicionó la punta del lápiz encima del gran círculo rojo y preguntó:
-Papi, cómo se escribe AMOR?
Juan abrazó a su hija, tomó su manito y la fue conduciendo, despacio, ayudándola a formar las letras, mientras le decía:
-Amor, querida, se escribe con las letras:
T...I..E...M...P...O
(TIEMPO)

Si no tenemos tiempo para amar, deberíamos crearlo, al fin y al cabo, el ser humano es un poco de creatividad, y el tiempo... bueno, el tiempo es una elección de cada uno. La Velocidad Crea el Olvido.

(Autor desconocido)

Toda persona es importante



Algunas veces las personas llegan a nuestras vidas y rápidamente nos damos cuenta de que esto pasa por que debe de ser así: para servir a un propósito, para enseñar una lección, para descubrir quiénes somos en realidad, para enseñarnos a ver el sendero hacia lo que deseamos alcanzar.

Tú no sabes quiénes son estas personas, pero cuando fijas tus ojos en ellos sabes y comprendes que ellos afectarán tu vida de una manera profunda.

Algunas veces te pasan cosas que parecen horribles, dolorosas e injustas, pero en realidad, antes o después, llegas a entender que si no las hubieras superado nunca hubieras desarrollado todo tu potencial, tu fuerza, o el poder de tu corazón.

Todo pasa por una razón en la vida. Nada sucede por casualidad o por la suerte. Enfermedades, heridas, el amor, momentos perdidos de grandeza o de puras tonterías, todo ocurre para probar los limites de tu Alma.

Sin estas pequeñas pruebas la vida sería como una carretera recién asfaltada, suave y lisa, una línea directa rumbo a ninguna parte, cómoda y segura, pero empañada y sin razón.

La gente que conoces afecta tu vida, las caídas y los triunfos que tú experimentas crean la persona que eres.

Incluso se puede aprender de las malas experiencias. Es más, quizás sean las más significativas en nuestras vidas, las que más enseñan, las que funcionan como una especie de gimnasio psicológico, para endurecer los músculos del espíritu.

Si alguien te hiere, te traiciona o rompe tu corazón dale gracias porque te ha enseñado la importancia de perdonar, de la confianza y también de tener más cuidado de a quien le abres tu corazón.

Si alguien te ama, ámalo tu también, no porque él te ame sino porque te ha enseñado su forma de amar y también a abrir tu corazón y tus ojos a las cosas pequeñas de la vida.

Haz que cada día cuente y aprecia cada momento además de aprender de todo lo que puedas aprender, porque quizás más adelante no tengas ocasión de aprender lo que tienes que aprender en este momento.

Permítete enamorarte, liberarte y poner la vista en un lugar bien alto. Mantén la cabeza en alto porque tienes todo el derecho a hacerlo. Repítete a ti mismo que eres un individuo magnífico y créelo, si no crees en ti mismo nadie más lo hará tampoco.

Crea tu propia vida, encuéntrala y luego vívela.

Desconozco autor

Descubre la fuerza interior II


Hallar un sentido

¿Cómo se moviliza esa fortaleza interior? Según los estudios sobre resiliencia, para que alguien pueda creer en sí mismo es indispensable que antes otras personas hayan creído en él. Se ha comprobado que individuos con historias terribles, con carencias enormes, eran más capaces de sobrellevar su situación si en algún momento de su vida habían contado con una persona, aunque tan sólo fuera una, que les hubiera ofrecido reconocimiento y afecto de manera incondicional.

Construimos nuestra identidad y, por lo tanto, también nuestra fortaleza, en interacción con las personas de nuestro entorno. Ningún bebé puede sobrevivir sin cariño y que de mayores nos sintamos capaces depende, sobre todo, de que los demás nos hayan devuelto una imagen competente de nosotros mismos. Pero superar una situación muy adversa requiere un proceso en el que intervienen ante todo el esfuerzo o la tenacidad de la persona.

En momentos especialmente difíciles, en que la fuerza flaquea, el único poder que parece tener la persona es aceptar la situación, por terrible que sea. Sólo a partir de este rendimiento pueden cesar la lucha y la rabia contra la situación, que quizás en otro momento le ayudaron a sentirse fuerte, pero ahora sólo la estancan en la impotencia y el sufrimiento.

Aceptar, sin embargo, no significa consentir, abandonarse o negar la herida o el reto. El problema existe, y uno no puede retroceder, aunque quiera, al lugar donde se hallaba antes. Se trata de saber qué hacer con eso, y cómo convertirlo en una oportunidad para ser mejores.

Una de las llaves para lograrlo es empezar a hallar un sentido a lo que se está viviendo, o lo que se vivió en un pasado. En cuanto alguien empieza a relatarse su propia historia toma distancia de la situación y surge un hilo, una razón, que le puede ayudar a sobrellevar mejor el momento presente.

Según Nietzsche, «quien encuentra un porqué para vivir, encontrará casi siempre el cómo”. Rescatar este sentido sobre la propia vida implica mirar hacia el futuro, tener esperanza en el porvenir y en que se pueda extraer de esta vivencia una utilidad.

Adueñarse del destino

Viktor E. Frankl, un psiquiatra vienés, profundizó durante años en su experiencia en un campo de concentración nazi para ayudar a otras personas a encontrar un sentido que aportara un horizonte a sus vidas. Tras meses de trabajos forzados, humillaciones y contacto directo con la muerte, tomó conciencia de lo que denominó «la libertad última del ser humano». Se percató de que lo único que sus carceleros no podían arrebatarle era la voluntad de elegir su actitud ante tales circunstancias.

Frankl observó que, en situaciones límite, los individuos podían pasar a ser juguetes de la situación, dejando aflorar su faceta más ruin, independientemente de que fueran presos o carceleros. O, en cambio, mantener su integridad a pesar del sufrimiento, lo cual les permitía crecer a nivel humano y espiritual.

En definitiva, lo que descubrió Frankl fue que de cada uno depende lo que llega a realizar con las circunstancias que le toca vivir. Esta convicción puede resultar incómoda, o incluso suponer un sufrimiento añadido, dado que ya no es posible culpar a la situación, complacerse en el lamento de la propia desdicha o abandonarse a una actitud resignada. Pero, precisamente, este sentido profundo de responsabilidad, aunque comporte un peso añadido sobre los hombros, es lo que puede hacer que una persona se sienta dueña de su propio destino y no un mero objeto a merced de las circunstancias.

Camino de héroes

Aunque no se vivan circunstancias tan extremas, igualmente la actitud que se adopta ante lo que sucede puede marcar el rumbo de la situación. Muchas veces no podemos cambiar lo que nos toca vivir, pues con frecuencia la vida nos depara sorpresas poco agradables o plantea desafíos que asusta encarar. La fortaleza empieza a surgir cuando asentimos a lo que está sucediendo, incluso reconociendo el miedo, y aceptamos esa prueba. ¿Acaso existe otra alternativa?

Los héroes no nacen, sino que se hacen. Para llegar a serlo necesitan haber tenido el valor de adentrarse en territorios desconocidos, haberse topado con obstáculos importantes y superar las pruebas encontradas a su paso. De la misma forma, la fuerza interior no se descubre al inicio del camino, sino que se desarrolla y fortalece a medida que vamos avanzando por él y asumiendo los retos que surgen.

La voluntad de aceptar lo desconocido, o lo que no depende enteramente de nosotros, es lo que nos da valor. Podemos tropezar, caer, perdernos... y, sin embargo, volver a levantarnos conservando la fe en nuestra capacidad para continuar. De esta forma, cuando miremos hacia atrás y divisemos el camino recorrido, quizá podamos apreciar el valor de nuestros actos y estar orgullosos de no habernos desalentado.

Poco antes de morir, Indira Gandhi dijo: «Es un gran privilegio haber vivido una vida difícil». Si hay algo que agradecer a las adversidades, a los contratiempos o los retos, es que, aunque no nos guste toparnos con ellos, son una gran ayuda para descubrir y desarrollar la fuerza que cada persona alberga en su interior.

En los momentos en que necesitemos encontrar esa fuerza podemos recordar que si tenemos miedo, hallaremos firmeza en nuestra voluntad. Si dudamos, la decisión nos dará poder. Y si tememos fracasar, podemos dejarnos guiar por la fe en nosotros mismos.

Cristina Llagostera, Cuerpomente 162.