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Agradecer


Aunque te sorprenda, ahí va mi agradecimiento a ti, que me estás leyendo ahora y participando de mi pensamiento.
De bien nacidos es ser agradecidos y saber serlo ennoblece a quien lo es y a su família.
En el intercambio diario a veces recibimos servicios, favores, dones y regalos. De forma natural surge en nosotros una sensación de alegría, que necesitamos expresar y transmitir al otro, hacerle sentir que lo que hemos recibido de su parte ha contribuido a nuestra felicidad o está en sintonía con ella.
En realidad siempre tendremos algo por lo que sentirnos agradecidos.

Pero tan bueno es ser agradecido con los demás como con uno mismo. Conlleva dar sentido a la propia vida, entender los momentos difíciles y darles importancia en trayectoria vital, incluso en el caso de traumas o enfermedades graves, pues ayuda a tomar conciencia de que pese a todo ocurren por algo con una finalidad, aunque sea la de mejorar nuestra superviviencia. El agradecimiento a las circunstancias puede favorecer recuperaciones o mejorias espectaculares.
Sentirlo y expresarlo.
Estar presentes, vivos, disfrutar de la vida, recordad que somos resultado de relaciones de amor y felicidad de nuestros antepasados..
La vida ha estado y está a nuestro servicio, como la amistad, la lealtad, las enseñanzas que recibimos, las manos que cuidaron de nosotros, cuando estabamos enfermos.
Este sentimiento invade tanto al que agradece como al agraciado. Ayuda a ver el lado positivo de la vida y la llena de sentido, ayuda a regular nuestro estado fisico y psiquico, nos hace pasar de un estado mediocre a un estado grandioso, a nivel fisico, psíquico y espiritual. Permite reconocer el trabajo y la importancia de la vida de los demás, con sus aciertos y sus fallos.
Algunos piensan que estar agradecido es sinónimo de debilidad. al contrario: es un signo de grandeza y poder. No perdamos la ocasión de expresar el agradecimiento con palabras, poniendo en ellas sentido del humor, recordando lo bueno de la vida, las motivaciones, los afectos, las lealtades, la admiración.
La amabilidad es un lenguaje que pueden oír los sordos y ver los ciegos. Es una forma que va más allá del pensamiento. Ha formado parte de los buenos modales, de la buena educación en su sentido etimológico de educar: sacar de nuestro interior lo mejor de nosotros mismos. Y la verdad es que es una buena carta de presentación de cualquier persona. Al igual que la sonrisa no engaña a nadie: o se da o no se da; es difícil fingirla.


Dr. Pablo Saz

Presidente de la Asociación Europea de Medicina Naturista Clásica