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Los beneficios de ser útil



Vivir implica tomar muchas cosas- aire, agua, alimento, afecto..- pero también darlas a los demás. Cada día tenemos muchas ocasiones de comprender y mejorar con nuestra acción el mundo que nos rodea.






Milton H Erickson, un famoso médico y psiquiatra estadounidense, visitó en una ocasión a una mujer mayor que se sentía deprimida y sin razones para vivir. Habitaba en una lujosa mansión que había heredado, acondicionado para que pudiera llegar a todas partes con su silla de ruedas. Erickson descubrió que la mujer se encontraba aislada, pues debido a su limitación había dejado de acudir a la iglesia, donde antes participana de manera muy activa. Su única afición eran las plantas, y se pasaba los dias absorta en el invernadero plantando esquejes de violetas africanas.



Tras ver cómo vivía, Erickson le dijo que creía que su problema no era la depresión, sino que no estaba siendo buena cristina. Disponía de dinero, mucho tiempo y habilidad, y en cambio no lo estaba aprovechando. Le recomendó que se procurase una lista de la gente de su comunidad en la parroquia y que en cada acontecimiento triste o alegre enviaria una planta con sus condolencias o felicitaciones. La mujer estuvo de acuerdo. Muchos años más tarde en un periodico local apareció esta noticia: Ha muerto la reina de las violetas africanas, a quien han llorado miles de personas. El texto destacaba el gran trabajo humanitario realizado por esta mujer durante los últimos años de su vida.



A menudo obviamos la importancia de sentirse útil. Pero todas las personas, sin excepción, necesitan sentir que aportan algo al mundo, que pueden hacer cosas por los demás o para ellas mismas . Pensemos por un momento qué ocurre con los objetos que no tienen ninguna utilidad: simplemente son arrinconados o tirados, puesto que carece de sentido seguir manteniéndolos. algo similar sucede con las personas. Quien no se siente útil pierde la motivación para seguir viendo.




Recuperar una finalidad




En momentos críticos, en la enfermedad o en ciertas etapas de la vida, la persona puede sentirse ofuscada al perder su sensación de utilidad y embargarle un sentimiento de frustración y sinsentido. Sin embargo, que uno se siente inútil o incapaz no significa que no existan aptitudes o cosas que pueda aportar. Si observamos detenidamente, veremos que siempre hay algo con lo que se puede contribuir, aunque sea una mirada, un gesto amable, una pequeña tarea, dar companía... Mientras hay vida existe la posibilidad de ser útil en algún aspecto.


Encontrar algo con lo que recobrar esta sensación de finalidad es tan esencial como comer o dormir. Aunque las facultades se encuentren mermadas, aunque la persona haya perdido su antigua finalidad, es posible redefinir o buscar nuevos propósitos partiendo de las capacidades actuales.




Quien tiene una utilidad también tiene una razón para levantarse cada mañana, y un quehacer le impulsa el motor de la ilusión y el entusiasmo. Cuando le preguntaron a Stephen R. Covey autor de Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, cómo habia logrado vender 15 millones de libros y con más de 80 años seguir siendo una persona activa y llena de energía, respondió: Siendo útil. Luego añadió que las mujeres en Occidente vivien más que los hombres simplemente porque una vez ancianas siguen hallando razones para ayudar a los demás.




Cristina Llagostera.



Psicóloga. Cuerpo Mente núm 166