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EL INFIERNO DE LOS CELOS.

Los celos son una forma sutil de egoísmo y, un infierno, porque engendran mucho sufrimiento, ya que en ellos hay absoluta falta de amor. Los celos derivan del temor combinado con el egoísmo, la desconfianza en uno mismo y la inseguridad; por ello, van acompañado de la sospecha y la discordia. Las personas celosas creen que aman mucho, pero no saben siquiera amar.

Los celos envenenan el ambiente y lo hacen irrespirable. Los celosos atormentan y encadenan al ser amado hasta llegar al limite de lo soportable. Al final ellos merecen quedarse solos para aprender a amar de verdad a través de duras experiencias. Un metafísico puede hacer mucho por quienes vivan atrapados en esa condición infeliz aplicando los debidos tratamientos y poniendo luz en las tinieblas.