Es el fino arte de alinear los pensamientos, las palabras y los actos. La habilidad única de ser integral, de forma que las demás personas se relacionen con uno sin temor que no se cumplan promesas hechas, o palabras habladas. No significa ser rígido o moralista, pues una persona coherente no exige de los demás, sino que les da ejemplo de cómo actúar. En un mundo donde los valores son cada vez más escasos, la coherencia permite la aplicación de estas cualidades humanas en la práctica. Sin coherencia, no hay valores humanos.