Hasta mediados del siglo XIX, muchos científicos creían en el animalculismo, una teoría biológica que sostenía que el espermatozoide albergaba ya una persona preformada y diminuta. Aquella visión hoy absurda se desechó y comenzaron a proliferar libros modernos, como Los elementos de la embriología, publicado en 1874 por los británicos Michael Foster y Francis M. Balfour. Pero el embrión sigue siendo una de las últimas fronteras de la medicina.