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La UE lanza un proyecto para analizar los químicos que nos pueden intoxicar

En los años cuarenta, el científico Claire Patterson intentó calcular la edad de la Tierra. Para lograrlo, debía medir la cantidad de plomo de un meteorito con precisión extrema y el desarrollo de aquella habilidad tendría efectos inesperados. En sus viajes por el mundo reuniendo información, observó que el plomo estaba presente por todos lados en cantidades que un origen natural no podían explicar. Patterson identificó el plomo añadido a la gasolina como una de las fuentes de esa contaminación, y comenzó a presionar para que se eliminase. Su batalla contra la industria petrolera, que defendía el origen natural del plomo en el ambiente, comenzó en 1965. Aunque fueron necesarios más de veinte años, EE. UU. acabó por reconocer los datos y prohibió los coches que funcionasen con gasolina con plomo en 1986. Una década más tarde, los niveles de plomo en la sangre de los habitantes de aquel país habían descendido un 80%.

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