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La curva que todo lo endereza


Sonreir implica muy poco esfuerzo y tiene muchos beneficios. Los psicologos han demostrado que una sonrisa, aunque sea fingida, eleva nuestro estado de ánimo.

Te propongo un sencillo ejercicio fisico que no requiere sufrir ni sudar, estira eleva las comisuras de los labios. Estira ahora un poco más llegando a separar ligeramente los labios y a mostrar los dientes. Finanlmente, trata de arrugar tambien las comisuras de los ojos. Como un presidente del gobierno ante las cámaras, como un buda en pleno trance meditativo, como un bebé.. Sonríe.
En 1974 el psicólogo de la Universidad de Clarke James Laid fue el primero en desmostrar experimentalemte que la sonrisa, incluso la que fingimos intencionadamente, eleva el estado de ánimo. En su momento este descubrimiento tuvo un gran eco mediático, y hoy en día se ha convertido casi en un cliché de la autoayuda, pero aun resulta una idea difícil de aceptar. Y es que cada vez nos cuesta más creer que cualquier cosa buena nos puede llegar sin sacar la tarjeta de crédito. O al menos sin sufrir en el gimnasio.
No obstante, la psicología ha seguido constando que la expresión, emocional influye directamente sobre nuestro estado anímico. Arrugar la frente, apretar los puños provoca enojo. Imitar el miedo atrae a nuesros fantasmas. Encorvar la espalda aumenta la tristeza, mientras que enderezarla estimula el buen humor y el orgullo.
Nada de eso es noticia para quines se dedican a la interpretación teatral, que con sus "falsas" expresiones llegar a sentir auténticas emociones. También poco sorprende a los adeptos del yoga y de otras disciplinas que desde tiempos remotos han entendido la estrecha relación entre cuerpo y mente. Sospecho que también lo habría intuido el anónimo invento de esa joya de la sabiduría popular "al mal viento buena cara".
Últimamente se estan difundiendo diversas técnicas de risoterapia, la aplicación más radical de este principio: reír no porque estamos alegres, sino precisamente para obtener la alegría.. Pero no hace falta llegar al escándalo de la carcada, con una humilde sonrisa, esa línea curva que, como bien decía la sagaz humorista Phyllis Diller, lo endereza todo.

Eduardo Jáuregui
Profesor de Psicología.