El amor y el odio; ambos colorean tu visión y entonces no puedes ver con claridad. Si amas a alguien empiezas a ver cosas que no existen. Ninguna mujer es tan hermosa como tú piensas cuando la amas, porque proyectas. Tú tienes en la mente una chica de ensueño y la proyectas. De alguna manera la chica real solamente hace de pantalla.
Por eso, tarde o temprano, todo amor llega a un punto de frustración, porque ¿cómo puede la chica seguir haciendo de pantalla? Ella es una persona real; se afirmará, dirá: «¡Yo no soy una pantalla!». ¿Durante cuánto tiempo puede ella encajar en tu proyección? Antes o después te darás cuenta de que no encajan. Al principio ella cedía, al principio tú cedías. Tú eras una pantalla para ella, ella una pantalla para ti.