La mujer es como un árbol que, mientras más es atacada, más frutas da. Sin embargo, a veces se deja humillar y menospreciar. En realidad, la mujer tiene muchas cualidades y, de forma altruista, dona estas virtudes a los demás, sin pensar dos veces. Necesita aprender a valorarse. El árbol físico no sabe que es un árbol, pero la mujer sí sabe el poder y la fuerza que posee. Es este poder que va a llevarla hacia una nueva vida.