La experiencia es la más poderosa autoridad. Cuando experimento algo,
lo estoy fundiendo en mi propio ser. Pasa a ser mío y nadie podrá
rehusar su autenticidad.
Sin embargo, tengo que tomar cuidado con la
arrogancia que esto pueda generar. No puedo olvidar que por más
precisas que sean las gafas que utilice, no necesariamente servirán a
otro ser humano.
Debo recordar que igual que tengo las gafas de la experiencia, también las tienen los demás.