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Por qué duele tanto el rechazo

Imagine que su grupo de amigos está planeando pasar un fin de semana en una casa rural, pero resulta que en esa casa no hay sitio para todos. Usted se entera de que sus amigos se han reunido y han decidido por votación que usted es uno de los que no irán. Le han excluido. ¿Cómo se sentiría? Seguramente mal. Quizá muy mal. En las relaciones sociales hay pocas cosas que duelan tanto como sentirse excluido, menospreciado o rechazado por los demás. A casi todo el mundo le ha pasado alguna vez, en la familia, la escuela, los amigos, el deporte, el trabajo o la política. Prueba del dolor que producen esas situaciones es que muchas de ellas quedan indeleblemente grabadas en la mente, de tal modo que pasan a formar parte de la memoria autobiográfica de las personas.

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