Esta facultad poderosa la podemos canalizar en forma correcta o indebidamente. Es como subir y bajar escaleras. El que sube por esfuerzo propio, cada vez estará a mayor altura; pero el que baja, desciende. Quien desciende se equivoca, sufre y se golpea.
El mal uso del Libre Albedrío lleva al mal uso de la Vida y de la Energía Vital. Por todo ello, se han de rendir cuentas al finalizar cada encarnación en la Tierra. La mayoría de los seres humanos que pueblan este Planeta hacen mal uso del Libre Albedrío, mal uso de la Energía y de la Vida; de ahí las desastrosas consecuencias que se ven por todas partes y la imperfección manifestada en el mundo.
Quien hace buen uso del Libre Albedrío procede en forma construc-tiva, armoniza en el bien y la perfección, recoge bienestar; pero el que hace mal uso de esta facultad actúa destructivamente, causa daño a otros o a sí mismo y vive en infelicidad. No hay tonos intermedios. El Libre Albedrío impulsa a la voluntad hacia uno u otro camino; pero quien cae, también puede levantarse después.